Bodegón en mi cocina. Granadas, un fruto de otoño.
Ayer el termómetro marcaba una buena temperatura.
El día me inspiró un texto que he garabateado en mi agenda y que he titulado "Un sueño en otoño".
Cuanto más avanzo hacia el sur, más se acentúa la sequía entre espartales y chumberas, el viento de "lebeche" nos trajo una tormenta de arena. Entre el vaivén del tren, una zona desértica me deja ver sólo un instante el mar.
Cuando la brisa marina se adueña de la tarde y hace rendirse al sol, subo a la parte más alta de la ciudad en busca de las torres que me guían, ellas se elevan erguidas y orgullosas entre estrechas callejuelas, aparecen y desaparecen igual que las terrazas en las que prenden las ropas a secar.
Voy contando las fuentes circulares de desgastada piedra, todas ellas de cuatro caños y agua excelente, al llegar a la ermita me encuentro a los restauradores en la minuciosa tarea de pintar los frescos del techo. En la puerta me espera un banco de azulejos sobre el que se desparraman las azaleas, su asiento me invita a un íntimo reposo, dejo correr el tiempo viendo a las palomas picotear el pan con singular avidez mientras alguien me explica los secretos de las hojas del tabaco y me hace perder el miedo a las langostas cuya plaga nos invadió aquel verano.
Me siento junto a un músico que toca su violín bajo los soportales, tañen las campanas, los sonidos me cautivan... Al llegar a una alberca enmarcada en una plaza recóndita y placentera, oigo las risas de los que se bañan para aliviar el calor, es la hora en que los grajos buscan la cara oculta de una torre en sombra, lentamente voy mojando mis pies en las heladas aguas, con la vista fija en quienes se atreven a nadar en ella.
Nada me impide que al cerrar los ojos me recree en la capilla de una de las almenas del castillo, las vistas desde el campanario, las azoteas de un pueblo blanco, la hermosura de una tierra que mirándola desde arriba parece única en el mundo, al contemplarla siento que aún es posible hacerse idea del vacío y la soledad que la hace tan dulce.
Los robustos acantilados de caliza se ciernen sobre la hondonada, de inmediato se oye gritar un nombre de mujer: ¡Lola! y el eco repite nuevamente mi nombre: Lola, hola, ola, la, la..
Despierto de una siesta al abrigo de una piedra cubierta de musgo, me rodean verdes y frescos helechos que forman un tupido manto entre los pinos y los espinos ahora sin flor.
Flores que hipnotizan, fruta fresca y el aroma del cacao recién hecho que llega flotando desde la cocina. Desde mi mundo privado y en la paz interior de este domingo. Buenos días a todos.
Loli, he recordado un estribillo que decíamos en mi juventud en la secundaria,una tontería traerlo aquí, no es el justo homenaje a tus sentimientos volcados en esta crónica transparente de tu mirada a tu entrono.
ResponderEliminarTe lo dedico con su gracia y simpleza ¡no te rías he! jeje
¡Bonita!
Ees un banco florido
¡Loli! llevas por nombre
y Salvador por apellido.
Una tontería. Beosos a ti y a florido y exquisito balcón feliz domingo acompañada de un delicioso chocolate. Aquí son las 7:37 am
Leticia, nada de simple, me ha parecido una dedicatoria muy bonita, y sé con cuanto cariño me la escribes, que mayor cumplido.
ResponderEliminarPor fin acabo de recomponer el balcón y toda la naturaleza que el verano marchitó, ahora ya lo siento como un lugar muy agradable.
Un abrazo como enredadera.
Hola Loli.
ResponderEliminarEstoy encantada de conocer tu blog. Y ahora también, las imágenes de tu balcón que se igualan en belleza con tus letras.
Mi abrazo y agradecimiento.
Ana.
Hola Ana, me ha sorprendido tu blog que seguro se ha convertido en una atracción singular, esos muñequitos que haces tan divertidos en los que no hay dos igual, pueden hacer las delicias de los coleccionistas de miniaturas.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
La amistad es un talismán difícil de medir
Pero ya he encontrado
El autentico valor de esa medida
Y es que tú eres el talismán de la suerte
Una amiga salpicada por la rapsodia de las letras
Acompañadas por la floración de la naturaleza.
Un feliz comienzo de semana!!
Atentamente
María Del Carmen
Me he quedado con ganas de seguir leyendo ese relato tan magnífico que nos has traído y disfrutado con las plantas de tu balcón; tienes algunas como las mías me encantan las pentas y y los crisantemos.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande Lola.
María Eva.
Amiga Mª del Carmen, escribes maravilloso, eso también tiene su valor y medida.
ResponderEliminarMe vi en mi casa en la mañana de domingo, desayunando en la terraza, rodeada de plantas que desprendían su aroma y con el sol en mi cara, que me pareció estar en la gloria, si miramos con suficiente atención y sabemos dónde y cómo mirar encontraremos que lo importante de la vida nunca es cuestión de cálculo.
Yo también te deseo una semana feliz.
Hola María Eva, el relato lo hice sólo como un acompañamiento a las imágenes, hubiera quedado muy bien un poema de otoño como por ejemplo el de Octavio Paz.
ResponderEliminarEn cada fragmento que escribí hay un pueblo de distintas ciudades, al final desperté de una siesta en el campo.
La jardinería me parece una práctica apasionante, las flores lo engalanan todo y crecen sin dificultad con un poco de mimo.
Un fuerte abrazo amiga y buenas noches.
Loli, me has dejado con la boca abierta con tu texto. Es precioso, y las flores también tienes más en tu balcón que yo en mi jardín
ResponderEliminarUn abrazo
Querida Paca, dejarte boquiabierta es mucho decir, nada de lo que escribo es extraordinario pero te gusta porque me aprecias.
ResponderEliminarLas únicas flores que no me fallan son los geranios, siguen saliendo sin parar, he puesto bastantes plantas aromáticas (menta, espliego..) y algunas las podré utilizar en la cocina como el (tomillo, romero y perejil), también un naranjito, incienso y cactus. Hace unos días una amiga luchaba contra el viento para sujetar una pérgola, creyó que se la llevaba a ella también. Vivo en la parte más alta de la ciudad y también suele haber menos grados tanto en invierno como en verano.
En cualquier caso en este tema eres tú la experta y yo la aficionada.
Un beso y que tengas un buen día.
Muy bien Loli, es un relato magnífico, parecía que yo mismo anduviera en el tren.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Querido Francesc, con las letras lo que trato es de perseverar, en lo demás siento pasión por los trenes, soy nieta de ferroviario y he pasado los veranos de mi infancia entre máquinas y vagones.
ResponderEliminarMis abuelos tenían granados que daban ricas mangranas, cuentan que los egipcios era enterrados con ellas, Perséfone comió seis semillas de granada y para los judíos representa la integridad, es un fruto con mucha simbología.
Espero que no te sea fatigosa la tarea que llevas entre manos.
Buenas noches y un abrazo.
Querido disan, he dejado un comentario en tu última entrada. Yo también te deseo un buen fin de semana, por aquí lluvioso, buena falta hace pero como dice el refrán: "O se secan las fuentes o se llevan los puentes"
ResponderEliminarUn abrazo.