Cuando los países llamados grandes se reúnen suele darse la presencia de miles de personas antiglobalización, movimiento en el que hay tantas tendencias como ideologías, en cualquier caso un primer dato es que estos manifestantes protestan y rechazan el capitalismo. Cuando hablamos de desarrollo sostenible lo resumimos en pleno empleo, baja inflación y superávit de las finanzas públicas.
Globalización quiere decir que todos somos más cercanos, nos parecemos más y actuamos de modo similar, que vivimos en el mismo mundo, que nos afectan los cambios que suceden a kilómetros de distancia, que el mundo ya no es tan ancho y tan ajeno sino que se ha convertido en lo que llamamos "la aldea global". Globalización quiere decir también que las empresas y los mercados tienden a extenderse y a sobrepasar las fronteras nacionales.
Esta fotografía la hice hace muy pocos días. En ella se habla de los 10 compromisos de Aalborg, en los que se abordan cuestiones como los recursos naturales comunes, el consumo responsable, el diseño urbanístico, las formas de gobierno, la sostenibilidad, la mejor movilidad y reducción del tráfico, la acción local para la salud, la economía local viva, la igualdad y justicia social y el paso de lo local a lo global.Los hay que se oponen contra la apertura de fronteras, los hay que luchan contra la pena de muerte y contra la explotación laboral de mujeres y niños, los hay que exigen una sociedad más justa y la distribución equitativa de la riqueza porque lo que se quiere es compartir la cultura, los beneficios de la ciencia y los avances de la legislación.
El movimiento antiglobalización no es un pequeño grupo de activistas inconformistas sino un grupo creciente que dice: No a los programas del FMI y del Banco Mundial que perjudican a los más pobres. No a la contaminación motivada por el desarrollo incontrolado. No al pago de la deuda externa que impide crecer a los afectados por los créditos. No a la falta de transparencia de muchas instituciones como la Organización Mundial del Comercio. Se pide la entrega del 0,7 % del PIB y el control de los 35 paraísos fiscales donde los grandes defraudadores de impuestos escapan de los fiscos nacionales sin control.
Puede parecer alarmante lo que voy a decir pero hay una gran cantidad de dinero que navega por el ciberespacio en busca de mejores condiciones de rentabilidad sin necesidad de intervención de los factores trabajo y tierra. Que no cunda el pánico pero los grandes tiburones pueden acabar en un día con los fondos de reserva de cualquier país. El G-8, los 8 países más ricos del mundo pueden cambiar esos fondos de un país a otro, jugar con los cambios de moneda, las OPAS, la ampliaciones de capital y hasta hundir la economía de cualquier país en un solo día. Nada me alegraría más que esto no fuera cierto y que lo que acabo de escribir se quedara en un disparate mío o que de tanto leer me estuviera yendo más allá de lo debido.
Y ahora mencionemos un libro titulado "La doctrina del shock", escrito por Noemi Klein, una militante contra la globalización; en él nos habla de la verdadera historia del libre mercado, de cómo el capitalismo lleva usando la violencia durante los últimos 40 años en todo el mundo. Para empezar podemos leer la palabra shock, una metáfora usada por la CIA para reducir a las personas a un estado de indefensión y vulnerabilidad, shock que se compara con el de Milton Friedman que transmitió que el ambiente creado por una crisis (real o figurada) da pretexto para que los votantes cedan en sus deseos y deleguen la economía del país a los tecnócratas con políticas económicas de privatización, depreciación, concentración de la economía en muy pocas manos, desempleo, empobrecimiento y hambre a costa de someter a sociedades enteras. No es una ideología única; tanto la extrema derecha como la extrema izquierda adoptan las mismas ideas autoritarias.
Cuando surgen crisis se aprovecha el sentimiento popular de que el gobierno tiene que hacer algo para aumentar su control sobre el país, se reduce cualquier resistencia ideológica y se acumula el poder en manos de los burócratas. No se sabe por qué los gobiernos no apoyan de igual forma la democracia directa y los mecanismos cooperativistas. Los modelos económicos alternativos no pueden crecer sin el apoyo del estado.
Veamos de manera muy simplificada las 5 posturas ante la globalización:
1.- Los que creen en ella y en el mercado universal porque es evolución y progreso.
2.- Los que no creen porque se explota a los trabajadores de países pobres enriqueciéndose con el subdesarrollo de otros.
3.- Los que desean una globalización de los derechos humanos, económicos y sociales gobernada por representantes libremente elegidos por los ciudadanos y no por los mercados.
4.- Los que afirman radicalmente que hay que luchar contra el sistema pero dentro de él ( una lucha de ideas).
5.- Los violentos que quieren cambiar el sistema atentando contra él tratando de sustituirlo por otro, no claramente definido.
Conclusión: la autora asegura que deberemos de enfrentarnos a varios shock en el futuro: la recesión económica mundial, la crisis de los alimentos y los problemas ecológicos. El mundo que deseamos no podemos dejarlo en manos de aquellos que destruyen las libertades civiles, las democracias y hasta venden los países a corporaciones mercantiles. Si en algo fracasa el hombre es en no poder seguir emparejado con el progreso de su propia civilización, en medio de esta vida complicada surge el fenómeno que se ha dado en llamar "globalización". Hoy las clases sociales de los países desarrollados se distinguen un poco menos por la posesión de riquezas porque el verdadero poder lo tiene quien posee la información y la manipula según sus intereses.
En la página http://www.naomiklein.org/ se pueden ver las reseñas, comentarios y documentos citados en el libro.