Un año más nos ha llegado ese tiempo de búsqueda de algún tranquilo paraíso personal o tal vez un rincón en el que reparar el cansancio acumulado, necesitamos momentos de
pausas y licencias, no recuerdo quien dijo que el despedirse tiene algo de deceso, mientras que reponerse es una forma de resucitar o de volver
a la vida, si bien es cierto que por estas fechas uno debe buscar lo que necesita, y no está de más regalarse unos días de paz.
Hoy me es imposible no recordar aquel discurso del líder político
de Uruguay en la Cumbre de Río, cuando se refería a nosotros como pobre
humanidad, sabemos que estamos viviendo en un sistema ineficaz, mezquino y retrógrado
que no nos conduce a ningún destino pero llegan las vacaciones y éste también es un periodo para revisar nuestra
forma de vivir cuando ya los viejos pensadores Epicúreo, Séneca, Los Aymaras
tuvieron claro que “pobre no es el que tiene poco….., verdaderamente pobre, es
el que necesita infinitamente mucho y desea y desea y desea más y más”. Y esto viene a cuento porque es posible que muchos no puedan disfrutar de
un hotel con piscina, vacaciones en la playa, o estrenar un traje de baño diseñado por una firma prestigiosa, para todos no será posible dar la bienvenida a la suave brisa tropical de Hawai, más de uno será contratado para trabajar en este par de meses y eso con suerte, los habrá que no dispongan de aire acondicionado, adosado con jardín, flamante moto o coche último modelo, se habla de la aparición de la envidia de no poseer lo que el otro exhibe (mujer atractiva, viajes al extranjero, dinero en abundancia..., qué sé yo) y es que también el hiperconsumo hace de las suyas en estas fechas, son muchas las tentaciones que invitan a la falta de previsión de la que luego lamentarse. Tengo la certeza de que el ser humano se acompleja cuando no puede conseguir todo lo que se le ofrece a los ojos. “Venimos a la
vida intentando ser felices, porque la vida es corta y se nos va” decía D. José
Mújica- y ningún bien vale tanto.
Se luchó por las 8 horas de trabajo pero
resulta que hay que trabajar muchísimo para pagar las deudas, del auto, de la moto, de las vacaciones.... y cuando uno se da
cuenta ya es un viejo artrítico, esas fueron sus palabras de buen criterio.
Hay demasiados ejemplos de situaciones trágicas donde los individuos están aprendiendo a resistir y eso nos envía un mensaje sobre las pautas para vivir sin ambición y sin esquemas que nos asfixien. Es tiempo de conseguir ese ademán desenfadado que transmita calma cuando la energía avasalladora se ha ido gastando durante el año. Lo que se quiere en vacaciones, es recuperar el ritmo cotidiano de la vida, ese lado más normal barrido por el caos de las deshoras, las madrugadas, las trasnochadas, el trabajo, las ocupaciones que te van quitando y quitando hasta agotarte y una se para a pensar lo que importa realmente, qué cosas necesito, qué me sobra, qué me falta, qué quiero hacer, he visto cargar el equipaje de cosas tan inútiles......Para escribir este texto me han inspirado las revistas que se publican en esta época del año, los programas estivales donde los rostros conocidos pregonan su amor y desamor con tanta facilidad, los montones de artículos en tiempos de liquidación, los folletos turísticos que animan a viajar y los falsos itinerarios que algunas personas se inventan para no decir que no hay planes previstos más allá del hogar.
Hay demasiados ejemplos de situaciones trágicas donde los individuos están aprendiendo a resistir y eso nos envía un mensaje sobre las pautas para vivir sin ambición y sin esquemas que nos asfixien. Es tiempo de conseguir ese ademán desenfadado que transmita calma cuando la energía avasalladora se ha ido gastando durante el año. Lo que se quiere en vacaciones, es recuperar el ritmo cotidiano de la vida, ese lado más normal barrido por el caos de las deshoras, las madrugadas, las trasnochadas, el trabajo, las ocupaciones que te van quitando y quitando hasta agotarte y una se para a pensar lo que importa realmente, qué cosas necesito, qué me sobra, qué me falta, qué quiero hacer, he visto cargar el equipaje de cosas tan inútiles......Para escribir este texto me han inspirado las revistas que se publican en esta época del año, los programas estivales donde los rostros conocidos pregonan su amor y desamor con tanta facilidad, los montones de artículos en tiempos de liquidación, los folletos turísticos que animan a viajar y los falsos itinerarios que algunas personas se inventan para no decir que no hay planes previstos más allá del hogar.
La cuestión
es no desaprovecharse sino sacar de uno mismo cosas que ni siquiera nosotros
sabemos que tenemos. El mejor y más
amplio horizonte es sentir que la clave de la felicidad no es una vida de lujo,
sino un interior pleno de entusiasmo. Hay que vivir en esa espiral que se eleva desde los hábitos mecánicos más artificiales hasta los más espirituales, abandonando el lastre de las
propias miserias para ir más ligeros, haciendo lo contrario a lo que buscamos
normalmente en nuestro día a día, sólo eso nos permitirá adentrarnos en nosotros
mismos, sin cálculos, sin regateos, entonces será fácil definir tan grata motivación que nada tiene que ver con ese callejón sin salida en el que muchos están prisioneros. Sólo aquellos que no tienen trabajo ni expectativas de encontrarlo en breve se ven en una situación que les exime de toda responsabilidad, nada tienen que ver con los que han querido vivir de una manera que no podían permitirse, atraídos por el consumo, la moda o el estilo de vida del vecino, espejo en el que nunca hay que mirarse.
En pocas ocasiones de no ser en vacaciones se nos brindará una
oportunidad tan extraordinaria para reaprender lo que la prisa se encarga de barrer. Estamos en los meses ideales para hacer esas cosas que nos gustan, sin publicidad, sin rebajas, sin revistas de viajes que anuncian circuitos para divisar puestas de sol, si todos sabemos que están al alcance de cualquiera sin previo pago, así rezaba el titular: "para viajeros expertos en el buen vivir que pasan la vida localizando las mejores puestas de sol. Cuando el sol se pone, los espectadores aplauden...".
Dadas las temperaturas y rigores que estamos soportando, parece que este verano se nos presenta como el título de aquella película que fuera de España se le llamó "una noche larga y febril".
Puedo asegurar que con crisis o sin ella, hay muchas cosas de las que poder disfrutar, todo es más sencillo de lo que parece, lo sé cada vez que recuerdo las vacaciones de mi infancia que sin accesorios superficiales, han quedado tan grabadas en mi memoria. Cuando yo era niña cenábamos en el pinar, al atardecer cogíamos nuestra nevera portátil e improvisábamos una cena al aire libre sentados en las sillas de camping, los fines de semana íbamos al río, donde no había normativas que impidieran acampar a las familias junto a la orilla, recuerdo aquellos helados caseros de vainilla que mi madre sacaba del congelador y nos los ofrecía a media tarde, cuando el calor apretaba.
Dadas las temperaturas y rigores que estamos soportando, parece que este verano se nos presenta como el título de aquella película que fuera de España se le llamó "una noche larga y febril".
Puedo asegurar que con crisis o sin ella, hay muchas cosas de las que poder disfrutar, todo es más sencillo de lo que parece, lo sé cada vez que recuerdo las vacaciones de mi infancia que sin accesorios superficiales, han quedado tan grabadas en mi memoria. Cuando yo era niña cenábamos en el pinar, al atardecer cogíamos nuestra nevera portátil e improvisábamos una cena al aire libre sentados en las sillas de camping, los fines de semana íbamos al río, donde no había normativas que impidieran acampar a las familias junto a la orilla, recuerdo aquellos helados caseros de vainilla que mi madre sacaba del congelador y nos los ofrecía a media tarde, cuando el calor apretaba.
Quería referirme a los aspectos esenciales que hacen que un
verano sea feliz, sin cambiar de vestuario o irse a las Bahamas, todo ello más
relacionado con la potencialidad compradora que con la apetencia por las cosas buenas.
Me despido de todos con un fuerte abrazo, estos días están siendo intensos y me mantienen alejada del blog. A solas o en compañía, sigan relajados y allá donde vayan les deseo un buen descanso.
A la
vuelta les contaré y me contarán.