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viernes, 10 de mayo de 2019

EL PALACIO DE LARRINAGA



Pocas fotografías puedo aportar a esta entrada, ya que está prohibido el uso de cámaras en el interior del edificio, algunas estancias no se visitan y otras no aparecen aquí reflejadas.  A visitar este lugar se va para conocer la historia de una familia y la de un edificio precioso, que por la categoría del cliente y el coste de materiales no tiene nada de sencillo y es que las posibilidades fueron inmensas, incluso cuando las cuatro torres no quedaban a gusto del propietario.


Aunque se diga que la historia de este palacio edificado por amor no tuvo un final feliz, opino que sí lo tuvo en cuanto a que la pareja vivió con abundancia y prosperidad durante los cuarenta años de matrimonio, tuvieron sus hijos y tan sólo quedó incumplido el sueño de poderse retirar un día en Zaragoza, cuando no se está en activo y se merece un descanso, pero cosas de la vida que nadie tiene previstas cuando se habla de futuro, y así fue al fallecer la esposa del naviero Miguel Larrinaga, quien con su gracia daba nombre a "Villa Asunción".  Muy atenta estuve a las explicaciones del guía el cual fue relatando que poseían otro Palacio de Larrinaga en Mundaka, lugar que bien conozco y es que en verano, no era Zaragoza con sus 40º, de temperatura el lugar más adecuado para veranear, incluso aunque todo el terreno que rodeaba a la finca era zona de huertas en las afueras de la ciudad y por consiguiente un vergel.


Al llegar a la mansión sorprende la espectacular puerta de acceso en cuya forja figura el número 35, tiene azulejos que si no recuerdo mal son cordobeses, las escalinatas  de un material autóctono, la piedra negra de Calatorao, de la cual en esta tierra estamos orgullosos, hay manos entrelazadas en piedra, simbolizando la ayuda económica que recibió el padre de Miguel de sus socios, en el centro vemos la alegoría del progreso y la industria sosteniendo en la mano una rama de laurel, junto a un navío requisado en la Guerra de Cuba, el "Buenaventura", requisado con todo su cargamento y su tripulación, aquello supuso un duro golpe para el negocio que trascendía a las colonias pero siempre mantenía la familia la tradición de que había que tener constancia, ser perseverante y madrugar cada día para ir al trabajo y en efecto, a cada lado de la fachada encontramos grabado en la piedra el lema de trabajo a la izquierda y de cultura a la derecha, en los capiteles de las columnas motivos marinos y ya en el interior un mosaico cuyas teselas representan caballitos de mar y dos conquistadores, Hernán Cortés y Pizarro.


Era Asunción una mujer turolense, de Albalate del Arzobispo, de hecho, los guardeses de la finca fueron por deseo de la propietaria de esa misma localidad, se llamaban Vicente Calvo "el conejero" y Juana Val "la cantarera".
Estudiaba Miguel Derecho en  Zaragoza aunque nada le vinculaba a Aragón, se dice que fue en la Basílica del Pilar donde se vieron por primera vez, Asunción estudiaba música y tenían 24 años cuando se casaron, a día de hoy, la familia conserva si no el mejor legado, sí el más entrañable, el anillo de pedida.  Fueron de viaje de novios a Venecia, donde ella quedó maravillada por el cristal de Murano; un amigo llegó a contar como anécdota que estando en el Pilar se le ocurrió decir a Miguel: "Con la primera que pase me casaré" rápidamente se arrepintió  de haberlo dicho, pues quien pasaba por allí era una dama fea que nada tenía que ver con la belleza de Asunción.  
Miguel había nacido en Liverpool, quedando huérfano siendo muy joven, tutelado por su tío materno D. Miguel y su tío paterno D. José. pero la formación elitista inglesa que había recibido le permitió continuar como segunda generación en tan inmenso negocio heredado de su padre, una flota que abarcaba tres continentes, pues eran armadores de barcos de vapor de 6000 toneladas, una Compañía de buques con insignia de la Unión Jack.

Las dos generaciones conocieron la I Guerra Mundial, la Guerra Civil Española y la II Guerra Mundial, con momentos delicados, el guía nos cuenta que el palacio sirvió de residencia de los militares italianos durante la guerra y que fue vendido en 1942 con todo su mobiliario excepto los objetos más personales, diez años después de la muerte de Asunción fallecida de un problema pulmonar, fallecía Miguel de un cáncer de colon en su casa de Liverpool, ambos descansan en el cementerio de dicha localidad, hoy poco se sabe de los herederos excepto de Asunta, que vive en el País Vasco y tiene dos hijos.


La construcción de este Palacio se inició en 1901 por el conocido arquitecto aragonés Félix Navarro, continuando las obras a la muerte de éste, Fernando de Escondrillas, el solar tenía 107.000 m2 y se ubicaba en un lugar donde era muy fácil enfilar hacia el Bajo Aragón, el pueblo de la esposa donde había dejado parte de su vida, familia y amigos, para introducirse en la alta sociedad inglesa, con costumbres, religión e idioma distintos.

Al parecer, Miguel no dejó sólo al arquitecto, sus ideas y gustos se iban plasmando con la riqueza de quien no escatima en gastos, la jubilación llegó y al acercarse el día del retiro definitivo, Asunción falleció en poco tiempo, hablan del carácter divertido de esta mujer y de su fortaleza, es de suponer que sin la esposa, nada le ataba a Miguel a este barrio zaragozano, ni quiera a un palacio decorado y amueblado con buen gusto pero al fin, nido vacío.  Me llama la atención las habitaciones soleadas con la luz entrando por las ventanas, cuentan que Antonio Bellosta tenía las llaves y acudía de vez en cuando.


Vemos chimeneas, lámparas, vidrieras, una de ellas para mi gusto la mejor representando a San Miguel Arcángel, excelentemente conservada, paredes de caoba tallada, suelos en taracea cuya madera ha sido tratada contra la carcoma, esculturas, un busto de Adriano, cuadros, al fin, una residencia muy desahogada, con habitación de invitados, dormitorio principal, comedor, salón francés y un ático para el personal de servicio, tuvo capilla, hoy convertida en despacho y biblioteca y una especial mención a la sala acristalada destinada a salón de té, como todas las villas que pertenecen a familias poderosas de la burguesía, tenían otras residencias de vacaciones, una en Málaga y otra en San Sebastíán, la de Zaragoza en concreto, fue una obra que duró diecisiete años.
En realidad esta es la historia de Miguel y no hemos dicho nada del naviero vasco que fue su padre, Ramón de Larrinaga, fundador de "Olano, Larrinaga y Compañía".  Don Ramón y su esposa Telesfora de Luzárraga tuvieron cinco hijos, dos mujeres y tres varones, uno de los cuales fue Miguel, de cuya historia estamos hablando.

Este Palacio nunca llegó a habitarse y los descendientes no tuvieron ningún interés en ocuparlo. Perteneció a la empresa Giesa donde se instaló la fábrica Schindler, posteriormente a los Marianistas y hoy a Ibercaja, no se sabe lo que Ibercaja pagó por la adquisición pero alguno de los anteriores compradores pagó más de 2.000.000 de pesetas, toda una fortuna en aquella época.
Espero que os haya gustado este Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés, vinculado a una familia que nos dejó en nuestra ciudad una hermosa joya y lo hizo por amor a una mujer y a una tierra.