MI FELICITACIÓN DE NAVIDAD

Ya es Navidad, un tiempo lleno de magia en el que nos vienen los recuerdos de la niñez, sentimientos que aparecen en la distancia de los años, la casa de los abuelos, la pandereta, el portalito, los pavos correteando, mis botas de nieve, mi libreta de cantos, tampoco faltaba el cartero que venía a felicitarnos las Pascuas y recibir su aguinaldo, el sonido del afilador, la niña de los fósforos, precioso cuento de Charles Dickens, reuniones en las que disfrutar juntos y pasar buenos momentos, las ganas de compartirlo todo y los humildes regalos que me dejaban los Magos de Oriente en la ventana.

Foto: Gracias a mi amigo José por los dulces que me ha enviado de su pueblo, Ayora (Valencia) y a mis amigas Feli y Teresa por la tarjeta con la foto del castillo nevado de su pueblo, Almansa (Albacete).

Oigo también que son muchas las personas a quienes no les gustan estas fiestas, dicen que se ha roto el encanto, quizás por ausencias inevitables o porque a veces los miembros de una familia no comparten los mismos ideales; no todas la relaciones son tan ejemplares como las que aparecen en los anuncios televisivos de turrón, poco se muestran otras realidades y poco se habla del cariño que deberíamos dar cualquier día del año, sea o no sea Navidad.

Parece difícil desempolvar el espíritu navideño cuando quizás las situaciones personales o familiares no sean las más adecuadas para ello, por otro lado este es un tiempo arrastrado por las compras compulsivas, muchas veces desacertadas y casi siempre con gasto extra, la gente se vuelve loca con las prisas y corre por las calles como si nos fuera la vida en ello, las avalanchas en los centros comerciales se reducen a escasa cortesía.

Agradecer lo que tienes, ser optimista ante el futuro, meditar, perdonar, vivir el presente, ser agradecido, son cosas que dan felicidad, basta con mirar en la dirección correcta y entender la vida. Es un tiempo en el que pensar en la mucha infelicidad y diferencias entre países por razones que todos conocemos y eso naturalmente no nos deja indiferentes. En el mundo hay belleza y hay miseria y ser positivo no quiere decir que se sea ingenuo.

He querido felicitaros con esta reflexión, la de una Navidad definitiva, la del compromiso con nosotros mismos, que no debe reducirse a escribir tarjetas, cantar, jugar a las cartas, regalos, luces, villancicos, reuniones de empresa, mensajes de móvil o power point con música y paisajes invernales, todo eso está muy bien pero sigue habiendo: "un saco lleno de agujeros para guardar alegrías".

Será una Navidad feliz si la vivimos queriéndonos, compartiendo acontecimientos felices, penas, tristezas, desencuentros, enfermedades, dolor y también buenas noticias, nacimientos, bodas..., el valor de estas cosas es mucho más que comer y beber hasta la saciedad. Por eso os deseo a todos una Navidad verdadera de lo más feliz; alegrémonos, seamos mejores, vivamos con altura de miras y si llega la nostalgia, no importa, algún día fuimos pequeños y entonces nos pareció una festividad más pura, más sentida y más real. Estar con alguien no es sólo un acto de presencia, lo que todos buscamos es que le importes a alguien y que te intereses por alguien sin necesidad de adornos, es poner en movimiento lo más noble que hay en nosotros y demostrar abiertamente a quien aprecias por sus valores.

"..Esa noche nadie se vea

sin familia y sin casa,

sin vino y sin lumbre,

sin zurrón ni manta.

Esa noche, todos,

su amor y su hogaza,

su copla en los labios,

su paz en el alma."

¡¡FELIZ NAVIDAD!!