ESPAÑA. CAMPEÓN DEL MUNDIAL DE SUDÁFRICA 2010

Hoy hay que felicitar a la Furia Roja, merecedora de la fortuna, hay que apoyarles por haber ganado su primera copa del mundo de fútbol y ya que vivimos en un mundo con penas y desastres no es para menos que nos refugiemos en una de nuestras grandes alegrías y deseemos antes de empezar un partido mucha suerte a todos y que gane el mejor, aunque sólo uno ha vivido ese momento de triunfo personal y hemos sido nosotros.
Podemos enfocarlo desde la perspectiva del ejercicio físico, la diversión y el espectáculo que supone para millones de personas, desde el activo practicante al pasivo espectador porque un partido es una aventura que para uno de los dos no prospera.

Hay derrotas también con brillo de gloria, una frase de consuelo por si pierden y mientras tanto hacemos nuestros cálculos de probabilidades buscando la porción de la tarta de la victoria, éxito que conlleva mucha carga emocional y una dimensión admirable ya que la lucha individual o en equipo es necesaria para combatir-competir a todo equipo contrario.
Aseguran los expertos que el buen deportista de equipo debe ser constante, comprometerse a entrenar de forma sistemática, ser disciplinado y correcto en su comportamiento porque eso siempre crea un clima adecuado, pero ahí no queda la cosa tiene que pensar en positivo, sin miedos, implicarse en tareas comunes con el resto de compañeros. Podemos decir que es importante pensar en colectivo por encima del interés individual y ni que decir tiene que hay que darse ánimos y dialogar a la hora de solucionar problemas. Hoy los observaba y me he dado cuenta de que no es posible distraerse con los rivales ni con el público ni siquiera con los propios errores porque una distracción puede ser fatal.

Los modestos pueden ser héroes por un día y nunca hay que prometérselas muy felices porque en esto como en la vida puede haber un giro que nos obligue a ser valientes, a sobreponernos a las situaciones difíciles y a echarle coraje a la adversidad y el contratiempo, la Madre Coraje que decía Bertolt Brecht; ser competitivos es una obligación, la de trabajar con más inteligencia y más conocimiento siendo esa la razón por la que los grandes son grandes en el fútbol o en cualquier otro campo.

Cada vez que hacemos reflexiones sobre los juegos la opinión de algunos suele ser la de que estos convites multitudinarios son un negocio en el que prima: poder, fama, dinero y soberbia; algunos creen que la personalidad del hombre podría manifestarse en plenitud si se trataran de conseguir valores porque vivimos en sociedad y el deporte es una de las cosas más sociales y culturales que existen, en una época en la que los cimientos de esos valores se manifiestan un tanto extraviados y con aristas; a veces no hay respeto en la deportividad ni forma sana de superar los retos, sólo se habla previamente de resultados, no se trata de jugar bien sino de ser el mejor.

En algunos blogs también hemos leído que si estas manifestaciones de los últimos días con el fútbol se aprovecharan para reclamar otros derechos que nuestra sociedad necesita, las cosas cambiarían. En cualquier caso un Mundial se celebra aceptando la independencia de credos religiosos, doctrinas políticas, etnias, razas, lenguas o latitud donde se ubique; vamos a tratarlo como expresión de cultura, huella de un pueblo, empeño y logro.
Esto es todo lo que puede decir una persona como yo, que no entiende de fútbol pero que ha vivido una tarde de gloria, las fotos lo demuestran a pesar de los momentos de angustia debido a la intensa lluvia que nos ha sorprendido en la Plaza de las Catedrales de Zaragoza, sólo superada por la expectativa de los últimos minutos y el buen ambiente reinante que esta noche se dejará sentir en todo el país. ¡¡FELICIDADES!!