Amigos, voy a tomarme unas vacaciones, lo más inmediato será terminar el Camino de Santiago en este año Jacobeo el cual tardará 11 años en volver porque hay que esperar a que el día de Santiago caiga de nuevo en domingo.
Aprovechen este respiro que les ofrezco. Este año me toca más mochila y menos maleta.
En Ponferrada, la pons ferrata de los templarios dejé el Camino hace un año y mi propósito es completar las etapas que me quedan. Se esperan 6 millones de visitantes de todo el mundo a lo largo del año y en mayor número en tiempo estival. Todo está preparado en una Galicia genuina y trabajadora, con muchas antiguas marcas de la Historia, una naturaleza casi intacta, saludable cocina y grandes obras.
No será fácil sacudir el peso de mis hombros porque llevo la mochila que con las cosas necesarias sigue siendo pesada pero sí que voy dispuesta a salir de aquí para descubrir ciudades y paisajes que cambiarán según cambien los kilómetros, descubriré los nombres pintados de cada nuevo lugar hasta llegar a un destino marcado en mis notas y media docena de mapas. Voy con el espíritu muy abierto, como siempre, decidida a sacar partido de estas vacaciones y a guardarlas como un tesoro valioso.
Debe haber sido la luz que condujo mis pasos hasta una zona de neblinas y no fue por casualidad o fueron las brumas las que me empujaron a la luz, decir que este viaje es único no expresa suficientemente lo que es y lo que ha representado para mí desde su comienzo.
El Camino es el lugar perfecto para reunirse con desconocidos que pronto se hacen amigos, comentar los detalles de la aventura de descender hasta el río o de subir a una montaña y ya sea por motivos culturales, deportivos, espirituales o religiosos contemplas la naturaleza, los mejores amaneceres y las puestas de sol más increíbles, aprecias las cosas buenas, la hospitalidad y la serena compañía porque en el Camino la acogida se sirve con exquisitez, a la pérdida de brillo por el polvo del camino se le suma la más radiante de las miradas y ya bebas agua o brindes con vino, te das cuenta siempre que sólo necesitas lo que saboreas en ese momento, la vida se hace generosa de la mañana a la noche, todo burbujea, tu vaso está siempre completamente lleno más allá del dolor de las despedidas, las ampollas o la tendinitis y más allá del encanto del encuentro, de la sensación de alegría que nunca se olvida.
Aprovechen este respiro que les ofrezco. Este año me toca más mochila y menos maleta.
En Ponferrada, la pons ferrata de los templarios dejé el Camino hace un año y mi propósito es completar las etapas que me quedan. Se esperan 6 millones de visitantes de todo el mundo a lo largo del año y en mayor número en tiempo estival. Todo está preparado en una Galicia genuina y trabajadora, con muchas antiguas marcas de la Historia, una naturaleza casi intacta, saludable cocina y grandes obras.
No será fácil sacudir el peso de mis hombros porque llevo la mochila que con las cosas necesarias sigue siendo pesada pero sí que voy dispuesta a salir de aquí para descubrir ciudades y paisajes que cambiarán según cambien los kilómetros, descubriré los nombres pintados de cada nuevo lugar hasta llegar a un destino marcado en mis notas y media docena de mapas. Voy con el espíritu muy abierto, como siempre, decidida a sacar partido de estas vacaciones y a guardarlas como un tesoro valioso.
Debe haber sido la luz que condujo mis pasos hasta una zona de neblinas y no fue por casualidad o fueron las brumas las que me empujaron a la luz, decir que este viaje es único no expresa suficientemente lo que es y lo que ha representado para mí desde su comienzo.
El Camino es el lugar perfecto para reunirse con desconocidos que pronto se hacen amigos, comentar los detalles de la aventura de descender hasta el río o de subir a una montaña y ya sea por motivos culturales, deportivos, espirituales o religiosos contemplas la naturaleza, los mejores amaneceres y las puestas de sol más increíbles, aprecias las cosas buenas, la hospitalidad y la serena compañía porque en el Camino la acogida se sirve con exquisitez, a la pérdida de brillo por el polvo del camino se le suma la más radiante de las miradas y ya bebas agua o brindes con vino, te das cuenta siempre que sólo necesitas lo que saboreas en ese momento, la vida se hace generosa de la mañana a la noche, todo burbujea, tu vaso está siempre completamente lleno más allá del dolor de las despedidas, las ampollas o la tendinitis y más allá del encanto del encuentro, de la sensación de alegría que nunca se olvida.
Cada rincón construido en el tiempo deslumbra de pasado y admira la grandiosidad de una simple calle centenaria, la delicada flor a mis pies, el agua limpia de los arroyos.... En el Camino he descubierto que el romanticismo, inmune en el tiempo, se hace espliego y corriente de agua, romeros que dejan un rastro de aroma intenso, cigüeñas blancas, una descripción un tanto bucólica la que hago pero auténtica en el sentido de que lo empiezas y no sabes que cuando lo termines serás otra persona.
Son irresistibles las sombras de las viejecitas proyectadas contra las paredes, con sus ágiles manos haciendo ganchillo o encaje y muchas piedras que bajo sus severas formas han servido de cobijo al hombre; la tonalidad del sol debería llamarse rojo-pasión, me esperan bosques de eucaliptos, castaños y pinos pero sobre todo mucha paz, inmensa paz y duras etapas jalonadas de vides bajo el sol y comidas y siestas que saben a gloria, me aguardan etapas que rondan los 30 kilómetros y alguna de 40, gentes de todos los colores, albergues llenos y casas rurales con camas de verdad y cuando las rodillas se resientan, bajaré de espaldas, también madrugaré motivada por fáciles etapas en las que dejaremos vacías las literas en cosa de 5 minutos pero también habrá etapas “rompepiernas” llenas de temidas cuestas.
Pasearé, leeré, fotografiaré, escribiré y me olvidaré de tomar decisiones, sin otra cosa en mi cabeza que la de dejarme llevar. Es difícil no respirar entusiasmo.
En las pequeñas huertas gallegas veremos los grelos frescos, del brezo la rica miel, el pan se hace en casa y su olor perfuma las estrechas calles; con el madroño se elaboran mermeladas y aguardiente y todas las casitas tienen “habitaciones con vistas”, los ancianos con el rostro arrugado comparten con el peregrino toda su sabiduría, lo viejo se recupera y en esta tierra se convierte en nuevo, la leña se guarda en un rincón, esa es la perfección de un mundo que todavía no logramos entender y ahora díganme si vale o no la pena cumplir el sueño de cruzar la península ibérica, a pie.
Un día me propuse andar el camino aragonés y después continué con el francés, por eso con los dos ramales superaré los mil kilómetros andando. Parece que quiero promocionarlo pero a estas alturas lo único que me resta es invitarles a que lo vivan.
FELICES VACACIONES Y HASTA PRONTO.
Son irresistibles las sombras de las viejecitas proyectadas contra las paredes, con sus ágiles manos haciendo ganchillo o encaje y muchas piedras que bajo sus severas formas han servido de cobijo al hombre; la tonalidad del sol debería llamarse rojo-pasión, me esperan bosques de eucaliptos, castaños y pinos pero sobre todo mucha paz, inmensa paz y duras etapas jalonadas de vides bajo el sol y comidas y siestas que saben a gloria, me aguardan etapas que rondan los 30 kilómetros y alguna de 40, gentes de todos los colores, albergues llenos y casas rurales con camas de verdad y cuando las rodillas se resientan, bajaré de espaldas, también madrugaré motivada por fáciles etapas en las que dejaremos vacías las literas en cosa de 5 minutos pero también habrá etapas “rompepiernas” llenas de temidas cuestas.
Pasearé, leeré, fotografiaré, escribiré y me olvidaré de tomar decisiones, sin otra cosa en mi cabeza que la de dejarme llevar. Es difícil no respirar entusiasmo.
En las pequeñas huertas gallegas veremos los grelos frescos, del brezo la rica miel, el pan se hace en casa y su olor perfuma las estrechas calles; con el madroño se elaboran mermeladas y aguardiente y todas las casitas tienen “habitaciones con vistas”, los ancianos con el rostro arrugado comparten con el peregrino toda su sabiduría, lo viejo se recupera y en esta tierra se convierte en nuevo, la leña se guarda en un rincón, esa es la perfección de un mundo que todavía no logramos entender y ahora díganme si vale o no la pena cumplir el sueño de cruzar la península ibérica, a pie.
Un día me propuse andar el camino aragonés y después continué con el francés, por eso con los dos ramales superaré los mil kilómetros andando. Parece que quiero promocionarlo pero a estas alturas lo único que me resta es invitarles a que lo vivan.
FELICES VACACIONES Y HASTA PRONTO.
MI MUY QUERIDA LOLI: ¡FELIZ CAMINO! MI COMENTARIO AL TUYO ERA EN PLAN DE GUASA. ENTENDÍ Y APRECIÉ TUS OBSERVACIONES, TAN APROPIADAS...¡LA FRASE DE TU ABUELA ES GENIAL!
ResponderEliminarUN BESO...
Loli, te deseo un buen Camino de Santiago, quw tengas unas felices vacaciones haciendo lo que te gusta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Felices vacaciones y disfruta ese camino tan querido por tí.
ResponderEliminarAbsorbe las máximas experiencias para luego contárnoslas.
Un beso, te echaré de menos.
Que lo pases genial... nos traigas muchas fotos y descubras parajes desconocidos.
ResponderEliminarQue te haga buen tiempo también y que las amistades te sean propicias.
Un abrazo.
Manuel, gracias por tus buenos deseos. Como dijo M. Yourcenar en las Memorias de Adriano al hablar de los viajes: "....esa ruptura de los hábitos, esa continua conmoción de los prejuicios....". Un beso y hasta pronto
ResponderEliminarQuerido disancor, ahora que acabas de llegar de tus vacaciones, no hay doble sentido si te digo que unos vamos a lo que otros vuelven.
ResponderEliminarIntentaré ir a mi ritmo ya que dicen que la meta está en uno mismo.
Un camino especialmente dedicado a ti, ya sabes por qué. Cuando llegue a Santiago tú habrás llegado conmigo también.
Un beso.
Emibel, yo también te echaré de menos. Hace tiempo que quiero hacer un nuevo blog sobre el Camino, lo tengo encuadernado y prácticamente acabado, si me animo quizás a mi regreso os pueda contar esta experiencia viva.
ResponderEliminarAmiga mía, recibe mi afecto en un par de achuchones.
Emilio, no podías faltarme.
ResponderEliminarEn cuanto a la amistad, un don preciado que en estos tiempos es difícil de hallar.
¿lluvia?. Donde el paisaje es verde tiene que haberla y si no recuerdo mal a ti te gusta ver llover y ver gente correr..
Un beso, con permiso de Emibel.
Jajjajajaja, a tí te dejo que le des un beso, sin mi permiso.
ResponderEliminarMuackssss
Bueno, loli, supongo que ya te habrás ido, en fin, te deseo que tengas un buen comienzo y una buena vuelta, y muchas experiencias. Ya sabes, estoy aquí, por si necesitas algo, ya te iré llamando de vez en cuando. Un beso. Mari.
ResponderEliminarPues, disfrutaré de tú compañía. Gracias.
ResponderEliminarUn beso.
Querida amiga,k me deseaste buenas vacaciones y yo ya estoy de vuelta y me encuentro que te vas a realizar el "Camino de Santiago". Te tengo envidia sana de verdad. Es una asignatura pendiente que me encantaria realizar, aunque de pensamiento lo haya hecho en infinitas ocasiones.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte y que se cumplan tus sueños.
Hasta la vuelta y no olvides comentarnos esta marcha, que segun dicen, limpia muchos pensamientos...
Un abrazo.l
Mari, gracias por tus frecuentes llamadas y por tu invitación a comer.
ResponderEliminarPara quien no lo sepa, Mari es mi amiga de toda la vida, ella sabe que cuando se me mete algo en la cabeza no hay argumento que logre disuadirme.
Un beso y que tengas unas buenas vacaciones.
disancor, puedes creerme que te tuve presente.
ResponderEliminarA la vuelta te leo las últimas entradas. un abrazo.
Maria Rosa, bien dices en este Camino uno se puede curar. Hay que vivirlo desde dentro y extraer toda su esencia, hace falta llevar buen alimento para superar dificultades y andar un camino que en la vida no suele ser suave sino duro. Por eso recomiendan cogerlo al vuelo, poner empeño hacia la meta y seguir adelante.
ResponderEliminarEn breve estoy de vuelta. Un abrazo.