Al ver este libro en la tienda “Natura” http://www.comunidadnatura.com/ no pude resistirme a comprarlo debido a la fascinación que siempre he sentido por la cultura de los llamados “hombres azules”. Son ya 70.000 los ejemplares vendidos por su autor Moussa Ag Assarid, quien nos dice: “Vosotros vivís las horas, yo vivo el tiempo”.
Es Presidente de algunas asociaciones para la escolarización y sanidad de los nómadas, colabora en Radio France, prepara un Máster en acción humanitaria y creó una escuela en Taboye, cerca de Tombuctú que hoy tiene a 80 niños y niñas de la comunidad tuareg.
Entre sus páginas encontraremos la reivindicación de los valores del ser, no del tener.
Moussa es un tuareg de Mali, de familia muy numerosa, el mayor de los hijos que un día se desplaza a Francia. Nos va narrando su descubrimiento occidental, con anécdotas unas veces tiernas y otras decepcionantes, su sorpresa ante la enorme cama de hotel, el camello que abandonó a cambio de ir en el metro de París, el agua de los grifos frente a un mar y una nieve nunca conocidos, las escaleras mecánicas frente a una jaima que no tiene puertas automáticas. En su mundo hay instantes de inmenso valor, tomar el té, leer en las estrellas..... también nos hace sonreír cuando observa la poca tela que llevan las mujeres en sus vestidos, no comprende como las que menos tela llevan no sean pobres, se sorprende con el subsidio de desempleo, con nuestra costumbre de hablar en los aseos, de exponernos al sol, etc. , a su vez reflexiona sobre el amor, el dinero, Internet y la soledad, los médicos del alma o los ideales.
Entre sus páginas encontraremos la reivindicación de los valores del ser, no del tener.
Moussa es un tuareg de Mali, de familia muy numerosa, el mayor de los hijos que un día se desplaza a Francia. Nos va narrando su descubrimiento occidental, con anécdotas unas veces tiernas y otras decepcionantes, su sorpresa ante la enorme cama de hotel, el camello que abandonó a cambio de ir en el metro de París, el agua de los grifos frente a un mar y una nieve nunca conocidos, las escaleras mecánicas frente a una jaima que no tiene puertas automáticas. En su mundo hay instantes de inmenso valor, tomar el té, leer en las estrellas..... también nos hace sonreír cuando observa la poca tela que llevan las mujeres en sus vestidos, no comprende como las que menos tela llevan no sean pobres, se sorprende con el subsidio de desempleo, con nuestra costumbre de hablar en los aseos, de exponernos al sol, etc. , a su vez reflexiona sobre el amor, el dinero, Internet y la soledad, los médicos del alma o los ideales.
No sigo, lo mejor es leerlo.
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