EL CARILLÓN DE ZARAGOZA

El primer concierto de carillón de este año en Zaragoza ha sido el día 1 de enero, el segundo el día de Reyes, la próxima vez sonará al paso de las procesiones de Semana Santa y tenemos otras fiestas como San Jorge o el día del Pilar en que también hay un motivo festivo para escucharlo, como siempre que la ciudad se viste de gala.  Es el carillón de la DPZ (Diputación Provincial de Zaragoza).  Os dejo las fotos del edificio de la Plaza de España que los de aquí conocéis sobradamente ya que se le ha llegado a llamar el reloj de los plantones ("dar plantón",  esperar como una estatua a alguien que se retrasará largo tiempo o no llegará nunca), pues bien, ese reloj no es responsable de que acudan o no a una cita, es de Pérez de Mezquía, una conocida relojería zaragozana, me atrevo a decir que lo que no puedan reparar ellos será imposible de hacer, por eso se encargan de los relojes en los principales monumentos de Aragón.

De lo que vengo a hablaros es del carillón que está formado por 33 campanas cuyo tañido de sus melodías lo lleva a cabo el zaragozano Ignacio Navarro Gil.  En fechas señaladas podemos disfrutar de este sonido siempre que el viento no haga acto de presencia con toda su fuerza ya que se encuentra en lo alto del edificio y sólo en un día sin cierzo la acústica es óptima, para hacer la foto que he colocado abajo debo decir que tuve que subir a un edificio cercano.

No son muchos los ciudadanos que saben que las visitas pueden hacerse aunque están bastante restringidas y que en el patio interior hay un aforo para 130 personas que quieran escuchar el concierto, generalmente se escucha de pie y desde la calle.

El carillón es un instrumento musical de percusión, similar a un órgano pero con campanas de bronce en forma de copa y tubos de metal.

Fue fundido en 1992, en la ciudad alemana de Karlsruhe, tiene 33 campanas que se tañen de forma manual y se accionan con los puños y pies del carillonista, es decir, teclado y pedal.  La campana más pequeña pesa 16 Kg. y la mayor 2000 Kg.  Sólo hay 5 en España y Zaragoza presume de tener funcionando uno de ellos, los otros están en Barcelona, Córdoba, El Escorial y en Villarreal (Castellón).