Con el permiso de la editorial vengo con este libro que no necesita presentación porque esta recopilación de su obra, tan reconocida y tan hondamente cotidiana, de esperanza y compromiso, ya nos pertenece. Si se hacen con un ejemplar, a buen seguro que va a gustarles.
Algunos escritores logran llegar al alma de la gente con palabras sencillas, son hombres honrados que meditan en versos y nadan entre sueños de la loca fantasía tejiendo poemas que queman como el sol al mediar el día. Mario Benedetti, poeta universal, es uno de ellos, uno de los que utiliza el lenguaje como arma para matar la miseria y convertirla en rocío fresco.
Este libro es una celebración de lo mejor de su obra, con magia y cordura de pensamiento. Reúne, junto a los poemas más recordados, otros que, una vez descubiertos, serán inolvidables. Magníficas acuarelas, pincel de alegre colorido de mi tocaya, la artista argentina Lola Frexas complementan cálidamente la atmósfera rioplatense, tan especial, que envuelve su obra.
Sus poemas se convirtieron en canciones, sus novelas fueron llevadas al cine, sus libros traducidos a veinte idiomas y él ha sido citado por todos nosotros en la emoción del amor y sus palabras, guardadas en la páginas de algún cuaderno o en la caligrafía escrita con aerosol en la pared de cualquier calle, palabras que nadie pudo transmitir con más dulzura.
He querido hablar de este libro que para mi contiene suficiente atractivo, como lo hice con libros de líderes políticos, religiosos o grandes hombres de la humanidad, luchadores infatigables que tuvieron en su quehacer diario, el alma alegre que soñaba con un mundo sin confrontaciones, sin contaminación, sin ejércitos, sin hambre, donde la noche es para mirar a las estrellas y el día para escribir gozando las flores multicolores del jardín, por eso pensé incluir esta recomendable lectura cuando la palabra es un instrumento tan loable como cualquier otro para combatir, encender candelas y cantar victorias.
He querido hablar de este libro que para mi contiene suficiente atractivo, como lo hice con libros de líderes políticos, religiosos o grandes hombres de la humanidad, luchadores infatigables que tuvieron en su quehacer diario, el alma alegre que soñaba con un mundo sin confrontaciones, sin contaminación, sin ejércitos, sin hambre, donde la noche es para mirar a las estrellas y el día para escribir gozando las flores multicolores del jardín, por eso pensé incluir esta recomendable lectura cuando la palabra es un instrumento tan loable como cualquier otro para combatir, encender candelas y cantar victorias.
Benedetti nos hizo soñar que un día los fusiles se convertirían en floreros para los claveles de la libertad, antes de que amaneciera y la realidad aplastara a soñadores y poetas, un libro que no permite que las flores se marchiten en un cubo de basura.
Esta selección es ideal para quienes se acercan por primera vez pero también para sus fieles seguidores... para quienes sueñan con una sana rebeldía y sienten que su alma vibra con los acordes cotidianos del amor y la justicia, hay que seguir bregando por la paz que arde en las venas del prójimo inocente, noble la mirada de este hombre de luchas escritas con mano segura, que hablaba de futuro en presente y de batallas sin medalla, que rimaba abismo con optimismo y que llegó a preguntarse ¿por qué el mundo soñado no es el mismo, que este mundo de muerte a manos llenas?.
Que la alegría nos pueda más y sea sana brisa. Apenas nada que añadir a lo dicho, excepto que todo el mundo sepa, que el norte es el que ordena y que el sur también existe.
"...Cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino...
Cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota...
Cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida,
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza..."
El ideario de Benedetti era acorde con el mío: "El amor, las mujeres y la vida"...
ResponderEliminarDe sueños y otras maravillas, así te veo yo, unas veces como un acantilado y otras como un cielo, azul pero lejano...
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