Podemos referirnos a la carencia voluntaria desde un enfoque positivo, otra cosa es animando a las mujeres y olvidando, como digo, otras muchas soledades que no se desean.... en la vejez, la enfermedad, la orfandad, la separación, la viudedad, todas ellas por circunstancia y no por vocación; tanto para los que la sienten estando acompañados como para los que han sido olvidados no hay fórmulas mágicas.
Todos necesitamos un equilibrio entre la soledad y la necesidad de comunicación, es cierto que vivimos en una sociedad de redes sociales pero en el fondo cerrada, no hay cabida para la relación de vecindad o si la hay, a veces es poco profunda, con cortesía pero sin solidez, para nada como aquella que hubo en otros tiempos, tampoco negaré que prima el desarraigo, que entre las generaciones hay grandes lagunas y pocos lazos, que se han perdido los puntos de encuentro y las relaciones entrañables.
Les contaré lo que en cierta ocasión me sucedió: un día de fuerte viento un anciano en el parque suplicaba ayuda al haberse caído, me ofrecí en acompañarlo hasta su cercano domicilio y durante un tiempo fui a visitarle, vivía solo, no le quedaba familia ni pariente próximo; su costumbre era encender todas las luces de la casa para recibirme, en ese tiempo no me faltó una copita de moscatel, tenía algún desvarío propio de la edad y muy ceremonioso me besaba la mano al despedirme, el primer día me mostró el retrato en la pared de una bella mujer, su novia, que murió unos meses antes de la boda. Solía decirme: "Eres una joya que viene a salvar a un viejo trasto", me recitaba poemas, me cantaba flamenco y al atardecer me invitaba a abandonarle: "No quisiera retenerte, tendrás tus compromisos, pero quiero que sepas que me haces rejuvenecer cinco años con tu visita", hoy gracias a ese anciano he recordado esta historia, ejemplo de muchas soledades.
Fotografía a la que he aplicado un filtro de lápices de colores
El artículo que leí hace unos días se inclinaba hacia la independencia femenina, de mujeres libres que entran y salen sin dar explicaciones, no mencionaba que hay muchas mujeres disfrutando de su hogar, que desean tener pareja, vivir fuertes lazos afectivos y formar una familia, para ellas quedarse en casa no es un lastre, porque hoy en día, en esta parte del mundo, la mujer tiene su espacio propio, su tiempo, aunque sea ama de casa o se dedique a “sus labores” sabe buscar dentro de sí misma; eso sí, no se puede huir llenando la soledad con relaciones y actividades poco satisfactorias porque aunque lo digan, la soledad no es ser uno mismo sin ayuda ajena, para muchos implica aflicción, ausencias, experiencia desagradable, negatividad, desamparo, falta de ánimo..
En el pasado la mujer “sola” era incompleta, anormal y una pobrecita infeliz, todavía en algunos lugares pasa de la propiedad del padre a la del marido y en países avanzados cuando rechaza tener descendencia se le tacha de egoísta, inmadura e inmoral, no comparto la decisión de poder tener hijos y no querer tenerlos pero tampoco lo juzgo, quiero pensar que lo hacen en pro de una carrera profesional que hace inviable las dos facetas, otras veces las vivencias personales no suceden con premeditación, no es ni siquiera elegir el modo de vida que a uno le interesa porque muchas veces es el resultado de no haber elegido nada, yo doy gran importancia a la familia, no me gusta el feminismo radical que excluye al hombre y soy sabedora de que no faltarán sensaciones encontradas entre los que desean una vida sin ataduras con momentos en lo que se puede llegar a pensar si acaso vivir para sí mismo es vivir a medias.
Bécquer dijo que la soledad es muy hermosa cuando se tiene alguien a quien decírselo y otra opinión muy certera es la de Carmen Martín Gaite: “ la soledad se admira y se desea cuando no se sufre”.
Has hecho una entrada tan completa de la soledad que poquito queda decir.
ResponderEliminarEn la mayor parte de las cosas estoy contigo.
Siempre he dicho que la soledad buscada agrada pero la impuesta mata.
Si te soy sincera echo de menos en algunos momentos estar sola.
En casa siempre les digo que me voy a ir una temporadita a una de esas casas que tienen unos monjes budistas en Panillo (Huesca) y la verdad que no me vendría mal.
Mmmmmm lo pensaré.
Por cierto, siempre que voy por la calle hablo con mis perros, no me importa lo que piensen los demás y....no estoy sola.
Bonitas fotografías.
Un besín, bonita.
La soledad, que importante puede ser en algunos momentos, si es buscada y no impuesta.
ResponderEliminarPero no pienses, prefiero siempre estar rodeado de los míos, incluidas mascotas, y de la gente que quiero.
Es mala cosa la soledad, verdad, cuando no es deseada.
Un abrazo amiga, y bellísimas fotos.
Emilio, mala cosa la soledad, como llorar zumo de limón; yo también hablaba a mi gata y creo estar cuerda.
ResponderEliminarHay un chiste en el que un cartujo al encontrarse con otro le dice: "qué paz hay hermano, qué paz" y el otro le responde: "había hermano, había".
Emibel he pensado olvidarme del ordenador, del reloj y del móvil, ahora preparo la mochila y nos vamos a Panillo, al balnerario de Alhama o a la Hospedería del Monasterio de San Juan de la Peña, nos llevamos música, un buen libro y a pasear sin prisa por estas maravillas que tenemos en el reino de Aragón; van a pensar que soy chauvinista, no quise hacer publicidad pero si necesitas paz y silencio, soy la mejor compañía, ja, ja...