Pongo aquí algunas frases, son fragmentos de una canción de la cantante canaria Rosana, propias para la ocasión:
“....No permitas que te anuden la respiración.
Sólo pueden contigo, si te acabas rindiendo
Si disparan por fuera y te matan por dentro.
Tengo miedo de que el miedo te eche un pulso y pueda más.
No te rindas, no te sientes a esperar.
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión
Que la vida son dos trazos y un borrón.
No te tragues la pena, porque no estamos muertos.
Llegarás cuando vayas, más allá del intento..........”
Vaya a modo de introducción estas palabras que he sacado del libro titulado “Las semillas de la violencia” de Luis Rojas Marcos. “Dedicado a los hombres y mujeres que alimentan y acarician la voluntad de vivir y resisten sin rendirse al impulso de destruir. A todos aquellos que, a la hora de pagar el peaje de la vida, sustituyen la moneda del odio, el dominio y la venganza, por la razón, la generosidad y la empatía”.
Llamamos violencia doméstica a los malos tratos, agresiones físicas, psicológicas, sexuales o de otra índole, infligidas por personas del medio familiar y dirigida generalmente a los miembros mas vulnerables de la misma: niños, mujeres y ancianos. Se produce en cualquier clase social, en todas las culturas y en cualquier grupo de edad.
Estas agresiones suelen ocurrir en el ámbito privado en el que el agresor, generalmente varón, tiene una relación de pareja con la víctima, con incapacidad para vivir una intimidad gratificante. Dos elementos deben tenerse en cuenta en la definición: repetición de los actos violentos como algo habitual y la situación dominante del agresor que utiliza la violencia para someter y controlar a la víctima.
Es probable que haya una mayor predisposición a denunciar estos hechos al existir una mayor independencia femenina, más oportunidades de trabajo fuera del hogar, mayor conciencia feminista y más posibilidades de anticoncepción. Por otro lado, la motivación para la violencia es menor al existir una mayor libertad de elección de compañero, menos matrimonios forzados y una mayor emancipación de la mujer en cuanto a propiedad, estudios, etc.
En cualquier caso estamos viendo que al margen de los problemas que puedan existir entre dos personas, los generadores de la violencia están influenciados por los rasgos de personalidad, siendo esas características, decisivas tanto en el acosador como en la víctima.
Dedico esta entrada a todas aquellas mujeres que vieron afectada su dignidad, que han vivido en su propio cuerpo lesiones infringidas de forma intencional, que han sido golpeadas, quemadas y agredidas con armas, a todas las que se vieron atentadas contra su libertad sexual, violadas, con abusos y a la fuerza. A aquellas que le fue controlado el dinero, no se les permitió tomar decisiones, insultadas con lenguaje humillante y soez, amenazadas, aisladas socialmente, criticadas de manera exagerada y pública, humilladas y desvalorizadas. A todas les digo que es hora de crecerse y valorarse.
Está en un error aquella mujer que se demora en denunciar los hechos porque tiene la esperanza de que la situación cambie, no va a cambiar, puedo entender que no lo haga al faltarle apoyo familiar o económico, no saber a quien dirigirse o a qué servicios acudir o incluso por miedo a represalias en ellas o en sus hijos, hasta puede tener miedo al aparato judicial y puedo comprender también que sienta vergüenza ante la sensación de fracaso o culpa, es decir, la situación psicológica que vive esa mujer es de ambivalencia o inseguridad, lo que no me parece tan bien es su dependencia psicológica respecto a su pareja y la tolerancia que ella muestra ante los comportamientos violentos, que de normales no tienen nada, porque sepas mujer que:
Maltrato es que el otro te controle, te pida explicaciones continuamente, te hable con prohibiciones y amenazas, intente que no tengas secretos y te exija que le dediques todo tu tiempo.
Maltrato es que te humille con burla y cuando quede contigo no acuda, te insulte o se exprese en público con comentarios despectivos sobre tu persona.
Maltrato es no sólo una conducta agresiva, es que no admita críticas, no asuma errores, esté malhumorado continuamente contigo, grite y se exprese con palabras obscenas.
Y ahora vienen los celos que no es otra cosa que un sentimiento de inseguridad cuando alguien cree que puede perder lo que quiere. Los celos no hay que confundirlos con el amor, afectan a las relaciones de modo negativo y son el mayor desencadenante de agresiones.
Aquí os dejo la letra de una canción de Rocío Jurado:
Ese hombre que tú ves ahí
que parece tan galante,
tan atento y arrogante,
lo conozco como a mí.
Ese hombre que tú ves ahí
que aparenta ser divino,
tan afable y efusivo,
sólo sabe hacer sufrir....
Lleno de celos,
sin razones ni motivos,
como el viento, impetuoso,
pocas veces cariñoso,
inseguro de sí mismo,
soportable como amigo,
insufrible como amor.
Ese hombre que tú ves ahí,
que parece tan amable,
dadivoso y agradable,
lo conozco como a mí.
Ese hombre que tú ves ahí,
que parece tan seguro
de pisar bien por el mundo,
solo sabe hacer sufrir.
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