Hoy en la Plaza de España, a las 20:00 h. las organizaciones sociales, sindicatos y partidos políticos de Zaragoza, ante el golpe de estado perpetrado por los militares en la República de Honduras, han convocado una concentración de la cual les muestro esta foto.
Mi viaje se ha malogrado, tan malogrado como nuestro Nino Bravo cuando cantaba al nuevo continente con su prodigiosa voz aquello de: “cantos de guerra y paz, de un pueblo que aún no ha roto sus cadenas...” un año de espera, un nuevo país y nuevos niños, ilusiones de última hora en este mi tercer año consecutivo como voluntaria en América, hasta tengo el billete para marchar en breve, justo a 20 días de mi partida, las tropas siguen en la calle, la situación no mejora y sólo me queda esperar a ver cómo evoluciona con el regreso del presidente Zelaya.
Las Hermanas de Santa Ana, las cuales nos acogen anualmente con gran hospitalidad ya nos habían escrito: “Tienen las puertas abiertas para que conozcan esta Misión, con gusto les atenderemos siempre desde nuestra sencillez".
Mi médico de cabecera me dijo entre risas la semana pasada refiriéndose a mi viaje a Honduras: “tu familia ya está más que acostumbrada, está resignada”.
Estos días sois muchos los que me habéis enviado un correo preguntando qué pienso hacer.
Ya tuve que vivir el año pasado tal como os conté, el duro referéndum de Bolivia, teníamos bloqueos diarios, huelgas de mineros y manifestaciones de minusválidos que en sus sillas de ruedas se desplazaban por carretera de unas poblaciones a otras para reclamar una promesa incumplida, gente que se arriesgaba a que las fuerzas cargaran contra ellos con gases; en los autobuses se caldeaban los ánimos y algunos manifestaban en voz alta su opinión ante los desconocidos; los grafittis de Morales amanecían al día siguiente con un borrón pero con paciencia volvían a pintarlo nuevamente.
De momento mis planes parece que no van a hacerse realidad ahora que os pensaba decir a todos vosotros: “disculpen la ausencia mis lectores, amigos y conocidos, a la vuelta les contaré las cosas que he descubierto, lo que más me ha conmovido y lo que he aprendido de otros, porque lo sustancial de estas vivencias como voluntaria, es que apasionan, animan, rompen los hábitos e invaden toda nuestra vida con un amor que nos hace mejores personas, además, a mí personalmente, me sumergen en un mundo en el que como podemos ver hay contradicción y donde los que más problemas tienen llevan permanentemente la sonrisa en los labios”.
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