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miércoles, 24 de junio de 2009

EL CUIDADO DEL CUIDADOR



¿QUÉ ES CUIDAR?
Vigilar, ayudar y atender las necesidades de las personas que por sus circunstancias no tienen autonomía para realizar las actividades de la vida diaria. Cualquiera puede convertirse en cuidador en algún momento.
Una persona “no autónoma” es la que por alguna causa tiene que depender de alguien para desarrollar las actividades de la vida diaria que implican mantener su salud y su calidad de vida.

¿QUÉ DERECHOS TIENE EL CUIDADOR?


El derecho a dedicar tiempo y actividades a sí mismo sin sentimientos de culpa.
El derecho a experimentar sentimientos negativos por ver enfermos o estar perdiendo a un ser querido.
El derecho a resolver aquello de que se es capaz y el derecho a preguntar sobre aquello que no se comprende.
El derecho a buscar soluciones que se ajusten razonablemente a sus necesidades y a las de sus seres queridos.
El derecho a ser tratados con respeto por aquellos a quienes se solicita consejo y ayuda.
El derecho a cometer errores y ser disculpados por ello.
El derecho a ser reconocidos como miembros valiosos y fundamentales dentro de la familia, incluso cuando los puntos de vista sean distintos.
El derecho a quererse a sí mismo y admitir que hace lo que es humanamente posible.
El derecho a aprender y a disponer del tiempo necesario para aprenderlo.
El derecho a admitir y a expresar sentimientos, tanto positivos como negativos.
El derecho a “decir no” ante demandas excesivas, inapropiadas o poco realistas.
El derecho a seguir su propia vida.

SEÑALES DE ALERTA
Problemas de sueño (despertar de madrugada, dificultad para conciliar el sueño, demasiado sueño, etc.). Pérdida de energía, fatiga crónica, sensación de cansancio continuo. Aislamiento.
Consumo excesivo de bebidas con cafeína, alcohol o tabaco. Toma excesiva de fármacos para dormir o algún relajante. Problemas físicos: palpitaciones, temblor de manos, molestias digestivas. Problemas de memoria y dificultad para concentrarse. Menor interés por actividades y personas que anteriormente eran objeto de interés. Aumento o disminución de apetito. Actos rutinarios y repetitivos como, por ejemplo, limpiar continuamente. Enfadarse fácilmente. Dar demasiada importancia a pequeños detalles. Cambios frecuentes de humor o de estado de ánimo.
Propensión a sufrir accidentes. Dificultad para superar sentimientos de depresión o nerviosismo.

PAUTAS PARA CUIDARSE MEJOR.

Aliviar la tristeza. No marcarse metas excesivas. Alejar sentimientos de culpa.
Facilitar la comunicación: transmitiendo nuestro afecto para que el enfermo se sienta seguro; no juzgando su comportamiento, poniéndose en su lugar para darle tiempo a responder y prestar atención a lo que dice.
Organizar el tiempo. Un plan de actividades nos ayudará a decidir cuáles son prioritarias.
Practicar la relajación respirando lenta y profundamente. Realizar alguna actividad al aire libre (piscina, pasear...)

¿A QUIÉN PODEMOS PEDIR AYUDA?

Ayuntamientos. Centros de personas mayores. Asociaciones de voluntarios. Asociaciones de mayores, de enfermos y de familiares. Profesionales de Centros de Salud y Profesionales de Servicios Sociales. Más información en: http://www.aragon.es/

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