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domingo, 11 de septiembre de 2011

GLOBAL HUMANITARIA: "EL TRABAJO NO ES COSA DE NIÑOS"

Las imágenes de esta entrada son fotografías de los carteles que recientemente han sido expuestos por Global Humanitara en Zaragoza. Esta organización se encuentra en nuestra ciudad en la calle Luis del Valle, 2 y viene haciendo campaña en esta ocasión bajo el lema “El trabajo no es cosa de niños”.
Unos países establecen la edad laboral en 18 años, otros en 14 ó 15.


 CONSECUENCIAS DEL TRABAJO INFANTIL PARA LA SALUD. ALGUNOS EJEMPLOS:

  • En Agricultura la tarea es:   trabajar con instrumentos cortantes, fumigación, cuidado de animales de granja, pastoreo, recolección de forrajes y acarreo de cargas.

El riesgo es: conducir vehículos agrícolas y tractores, ruidos, exposición a químicos peligrosos, cargas pesadas y temperaturas extremas.
Consecuencias para la salud: cortes, amputaciones, pérdida auditiva, lesiones oculares, infecciones parasitarias y envenenamiento.

  • En talleres de tejidos de alfombras la tarea es: preparar el hijo, clasificar lana, lavado, tejer a mano, teñido, cepillado.

El riesgo es: trabajo en cuclillas, inhalar polvo, iluminación y ventilación inadecuada, movimientos repetitivos.
Consecuencias para la salud: tensión ocular, visión defectuosa, problemas musculo-esqueléticos, fatiga, enfermedades respiratorias.

  • En el trabajo en la calle la tarea es: pregoneo y venta de artículos, acarreo de drogas, venta de periódicos, actuaciones en los semáforos rojos, limpieza de parabrisas, entrega de artículos a domicilio.

El riesgo es: exposición a drogas, violencia, delincuencia, prostitución, exposición a accidentes de trabajo, peligro para la moralidad, horarios prolongados.
Consecuencias para la salud: sida, atropellamientos, drogadicción, embarazos no deseados.

LADRILLEROS
Hay familias construyen hornos para cocer el barro moldeado y convertirlo en ladrillo. Por cada 1000 ladrillos reciben 180 soles peruanos, unos 44 euros. El paisaje está lleno de niños que pican la tierra, apisonan el barro y corren entre las pilas de ladrillos que se secan al sol; el humo, la tierra dura y el frío a 3000 ms. recrudecen la tarea. Cuando llueve se arma gran revuelo, hay que evitar que el trabajo se pierda cubriendo los ladrillos con las lonas azules que se ven en las imágenes.

LOS GUARDANICHOS
Este cartel nos habla de un cementerio en Arequipa, así se les llama a los niños que se dedican a cambiar el agua de los jarrones, a renovar los ramos de flores, a lustrar lápidas y colocar velas. Los domingos, el día de los difuntos y las fiestas de guardar son los más concurridos y económicamente rentables y en concreto en este cementerio llamado de Apacheta pululan trabajando hasta 80 niños. En la foto podemos ver a los niños descansando de su faena. Una estampa que se mezcla con las plegarias y el llanto de los entierros. Ellos cuidan de los muertos pero nadie cuida de ellos.
El hábito de ver escenas como esta impregna de normalidad una realidad perversa e inaceptable, la silencia y hace más compleja su erradicación. Estos niños tienen entre 5 y 10 años y trabajan por unas pocas monedas que luego entregan en su casa.

TRABAJO EN LOS VERTEDEROS
El Valle Sagrado al norte de Lima, en Lomas de Carabayllo sobreviven 30 mil habitantes, entre ellos 13 mil niños, distribuidos en 42 conglomerados humanos, entre asentamientos, asociaciones de vivienda, de pobladores, de desplazados, pecuarias y agropecuarias, en las que viven alrededor de cinco mil familias en situación de pobreza extrema.
La zona se comenzó a poblar mayoritariamente desde los inicios de la década de los 80. El inmenso basural ha promovido la proliferación de depósitos de material de reciclaje, que son la principal fuente de ingresos para las familias pobres, cuyos hijos trabajan prematuramente en esta actividad altamente nociva para su salud y desarrollo integral. Estos poblados carecen de agua, las viviendas suelen estar construidas de forma muy precaria a base de materiales como la caña y en más de un 50% tienen problemas de saneamiento físico legal del suelo.

PESCADORES
Son las cinco de la mañana cuando los niños pescadores dejan la orilla y se adentran en el Lago Titicaca, a esa altura las únicas certezas son el frío del aire y el agua helada. Los hermanos se turnan para remar y en silencio, echan las redes y esperan. Lo que dé de sí la jornada de pesca sólo se sabrá al finalizar el día, la mayoría de las veces tienen que pasar semanas para que el trabajo cunda. La hermana mayor, Betty es la que mejor conoce los secretos del lago, cuando los padres salen a trabajar ella cuida de los pequeños y organiza la faena.
Una vez capturadas, los niños almacenan las truchas en un pequeño bote cubierto con un toldo de plástico, allí comen y duermen, cerca de la orilla, vigilando que ningún extraño eche mano al trabajo realizado.
Betty vende el pescado en el mercado, toda su corta vida está ligada a este trabajo pero estudia para ser enfermera; habla con voz dulce y triste, dice que no quiere tener hijos y espera que sus hermanos pequeños no dediquen su vida a la pesca artesanal.

Cuando lean esto piensen en que otro día vendré a contar las muchas y muy bellas experiencias que hay en esa parte del mundo, ya es suficiente el hecho de que alguien vaya a un lugar y denuncie el alcance de una situación, también es verdad que es una pena que las buenas noticias no siempre encuentren la proyección internacional que merecen y esta tiene su parte positiva en un grupo de personas que olvidando lo malo, ahuyentan el desánimo y creen en el camino que han elegido.
Lo decía el fotógrafo Sergio Caro: "El Banco Mundial o las grandes redes de televisión se defienden en su riqueza con uñas y dientes y cuando hay que hablar de pobreza la rehuyen como el diablo al agua bendita"

2 comentarios:

  1. No sé si es que habrá cambiado mucho el nivel de vida en el Perú en estos últimos años. A mí, me ha parecido mucho los 180 soles qué dices que les pagan por los mil ladrillos. Cuando yo me vine un profesor, un policia, cobraban 200 soles al mes. No sé si me explico bien, también quiero decir qué de todas formas 180 soles por mil ladrillos es una miseria

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  2. Querida amiga, eres la más indicada para contarlo, primero porque tu estancia fue prolongada, de no ser así la valoración no es concienzuda, también puedes comparar salarios. Eso figuraba en el cartel y así tal cual lo escribí, no sé si es real o aproximado. Si un kilo de arroz cuesta 2 soles, con la cifra que nos das, sólo se puede sobrevivir, que no vivir.
    Gracias Paca, me ha gustado tu aclaración, tú seguramente tienes mucho que aportar a estos temas, yo podría hablar de la cesta de la compra en Bolivia en pesos bolivianos.
    Mil ladrillos son muchos ladrillos a la hora de trabajar y pocos soles a la hora de comer.

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