Repite: El mundo está en paz y yo también

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domingo, 26 de junio de 2011

A VOS


En la calurosa tarde de San Juan cuando comenzaban a encenderse las hogueras, mi barrio olía a asados y la gente tomaba el parque para reunirse y cantar una albada aragonesa, recibí este correo que me encantó de "El turco turquestán", nombre del blog de Osvaldo Tangir,  un gran comunicador seguro de sí mismo.  Es sabedor de que en esta vida el gato sigue comiéndose al canario pero también sabe que la vida se compone de fragmentos que uno besa y los hace un todo.
Forjador de semillas nuevas utiliza la veracidad documental como activista revoltoso volcado en desmontar el fondo mentiroso de las verdades públicas siempre que  la situación lo exija porque como dijo Ezra Pound: "si un hombre no está preparado para correr riesgos por sus opiniones es porque sus opiniones no valen nada o es él el que no vale nada".





"Loli, amiga! Recién veo este correo. Lamento la tardanza en leerlo y responder, este es el correo que uso habitualmente. Registralo, por favor. 

España toda, más allá de las autonomías, de las diferencias, es para muchos de nosotros, argentinos, una unidad, y la amamos y sufrimos así. Hemos abrevado de su cultura. Lo seguimos haciendo. Mi familia llegó de Tetuán. Crecí cantando "gallegadas" en los bares hispanos de la Avenida de Mayo, donde se juntaban los andaluces, madrileños, asturianos y zaragozanos llegados tras la guerra. De una vereda de la avenida estaban los republicanos, de la otra, los "nacionales". Mi abuelo era habitué de la primera, claro. Quien más, quien menos, aquí tiene sangre llegada de allá. Nuestra lengua misma, a pesar de las variantes que fuimos incorporando, es la de Castilla (aunque algunos quieran decirnos que hablamos español, aquí hablamos castellano a la argentina). El almacén que estaba en la esquina de mi casa de la infancia se llamaba "Covadonga"; el vino que se bebía en la mesa era "El zaragozano"; los cafés tenían dueños, mozos, habitués que hablaban la dulce lengua de Galicia. Pedro, el lechero que golpeaba mañana a mañana la puerta de casa con esos grandes tarros de aluminio y dejaba para los niños de la casa su mejor producto "sin bautizar" (es decir, sin rebajarlo con agua), era vasco. Mis vecinos, trabajadores incansables, habían llegado de Lugo, Pontevedra, Almería, Granada. Mi abuelo hablaba como andaluz, nuestras comidas eran y continúan siendo gazpachos, paellas, pucheros. Desde Miguel de Molina hasta Joaquín Sabina, pasaron por nuestra patria los más grandes músicos populares de allá. Los poetas que transitamos desde niños, desde Góngora, Quevedo, el Marqués de Santillana, Los Machado hasta el gigantesco Miguel Hernández, son España. Es más, la familia de Cecilia (mi esposa), que es como mi familia, vive en Madrid. Ha nacido recientemente una sobrina, madrileña, hija de argentina y gaditano. He visitado Madrid, Sevilla, Córdoba, Avila, Segovia. Y tantísimos datos más que te ahorro para que no te canses de tanto palabrerío. ¿Cómo no amarlos? ¿Cómo no sufrir con su padecimiento y enojarme con sus enojos, reclamar con sus reclamos? Seguimos lo que ocurre con muchísima atención, con tristeza (porque aquí ya lo vivimos) y también con esperanza, porque los españoles han reaccionado, y deben seguir haciéndolo si no quieren pasar lo que ya padecimos aquí, cuando llegamos al 25 por ciento de desocupación, con el 55 por ciento de la población bajo la línea de pobreza, con 15 por ciento de argentinos indigentes, cerca del hambre. Todo por las políticas de ajuste del neoliberalismo que aquí se aplicaron con rigor asesino y que son las mismas que se están llevando por delante a griegos, irlandeses, portugueses; y españoles, claro. Si los argentinos salimos de ese brete espantoso en el que nos sumieron dirigentes y poderes internacionales fue porque apostamos a la heterodoxia de hacer del Estado un actor principal de la economía y colocar al ser humano en el centro de la preocupación de los gobiernos y no a los poderes financieros. Si volvimos por nuestra grandeza fue porque recuperamos la participación política de los comunes, los nadies, los ignorados, los ningunos, esos que somos los argentinos comunes y silvestres. Si hoy bajamos la desocupación y tenemos trabajo, y un país pujante y en alza constante fue porque creímos en nuestras recetas y no en las que nos llegaban de afuera fue porque pusimos por delante las ideas de inclusión social, de redistribución de la riqueza, de recuperación de la historia, de romper el monopolio informativo-deformante y tendencioso de los medios corporativos (entre los cuales no es ajeno, por ejemplo El País de España).  

Loli: "Naides más que naides" fue el lema de un patriota americano llamado José Gervasio Artigas, nacido justamente un 18 de junio hace mucho más de 200 años, cuando aun Marx no había escrito El Capital, ni existían teorías que avalaran ideas revolucionarias como ésa, que son la quintaesencia de la igualdad, la justicia, la soberanía. 

Gracias por la música: Amamos a Víctor Manuel, y a Ana Belén, claro. Y alguna vez, pasados ya de vinos, cantamos a voz en cuellos, "Asturias"
Loli, siempre es gratísimo leer tu blog y recibir tus noticias. Va un abrazo gigante, afectuoso y compañero desde Buenos Aires".  Osvaldo Tangir

Osvaldo, te  doy las gracias por expresar vida personal y vivencias cotidianas de tu entorno familiar, por el afecto que muestras y como sientes, analizas y describes la experiencia de la inmigración consiguiendo una vinculación emotiva.  
Como decía Ursula Buendía en Cien años de soledad: "el mundo no hace más que dar vueltas en redondo", siempre nos encontramos los mismos, cualquiera que sea el lugar de nacimiento, en las mismas trincheras.
Desde Zaragoza, mi saludo y agradecimiento. 


Y ahora no se pierdan su entrada titulada "ES ELLA" dedicada a Evita Perón, "la Reina de los Descamisados".  Es ella la que tuvo  un compromiso con el hombre que no terminó con su muerte porque su figura quedará como símbolo perdurable de mujer que luchó con sentimientos honestos de cariño, con sensibilidad ante el sufrimiento humano y con inagotable y apasionada vitalidad.  Grande entre las grandes del siglo XX y de cualquier tiempo supo abrirse generosa para los que vinieron después.


http://osvaldotangir.blogspot.com/2011/05/es-ella.html



3 comentarios:

  1. Aunque el alba demore y el gallo aun guarde silencio, hay un fueguito de perfumadas maderas que arde de Amor y Memoria, que calienta nuestras manos y enciende con sus pavesas locas lo que alguna vez fue misterio. Hemos sabido encenderlo, preservarlo, compartirlo y no podrá la mar océana con él. Sé que las cosas se definen por lo que les falta y también que poco, muy poco somos sin una creencia. No hay hiato entre Zaragoza y Buenos Aires. La distancia y el tiempo han sido derrotados nuevamente. Celebremos.

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  2. Gracias, Loli. Por la confianza, por aliemntar este fueguito que supimos armar por haber sabido abolir la distancia y el tiempo. Aunque el alba demore y aun no escampe, nada separa a tu bella Zaragoza de mi querida Buenos Aires, reunidas en torno de una creencia, de una fe, de una conciencia, construidas de Amor y Memoria.

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  3. Una fecha apropiada la noche de San Juan para reducir a cenizas, en la fogata expiatoria, todos los males.
    Espero que las abuelas de la Plaza de Mayo sean reconocidas para ese Nobel de la Paz que con gran esfuerzo se han ganado, siempre abiertas más de sí en la búsqueda perpetua, sin replegarse con impotencia y resignación.
    Gracias Osvaldo, salud y suerte.

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