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sábado, 1 de mayo de 2010

ECUZAR (FERIA DEL CABALLO EN ZARAGOZA)





Vean estas fotos que hice en "Ecuzar", palabra formada por ecuestre y Zaragoza.

Con este oficio sobre el cuidado de los cascos pienso que herrar y errar ambos son de humanos.

La niña de la foto superior vendando las patas de su caballo para calentar y mejorar la circulación. Abajo dos jóvenes peinando las crines, también pudimos ver el cepillado de las colas y otras actividades relacionadas con los caballos como la competición y la doma.

Desde el primer momento que el ser humano establece una estrecha relación con un animal ya se pueden apreciar las cualidades culturales y humanas del hombre, su entusiasmo y su educación.


En este caso si la convivencia con ese animal es como distracción o deporte, siempre son antídotos eficaces contra la tensiones del mundo moderno. Las más sencillas actividades ofrecen la posibilidad de vivir un momento verdaderamente desintoxicante. Sin embargo, se deben conocer y entender a los animales para ser feliz con ellos.


A raíz de la celebración anual de esta Feria del Caballo en Zaragoza he pensado en colocar este texto de amor, respeto y dignidad al caballo escrita por el marqués Granafei, teniente de caballería muerto heróicamente en Trípoli durante la Segunda Guerra Mundial, la cual copio de un libro que compré hace años de Gianni Ravazzi titulado “Conocer el Caballo”.



EL RUEGO DEL CABALLO
“A ti, oh mi amo, te dejo este ruego:
Dame a menudo de comer y de beber.

Cuando mi jornada de trabajo se haya acabado, proporcióname una cama seca y limpia y un establo bastante amplio para que yo pueda tenderme con comodidad.
Cada día examina mis pies y límpiame con una esponja mojada. Cuando rechazo el alimento mírame los dientes. Es posible que una úlcera me impida comer.
Como yo no puedo decirte cuándo tengo sed, dame de beber a menudo agua fresca y limpia, incluso durante el trabajo; ello me evitará los cólicos y otras enfermedades.
Háblame: tu voz es a veces más eficaz que la fusta y las riendas.
Acaríciame a menudo para que yo pueda aprender a amarte y a servirte mejor.
No ates mi cabeza alta con el filete, cosa que me ocasiona un gran dolor en el cuello y en la boca, y me impide desarrollar toda mi fuerza y salvarme de las caídas.
No me cortes la cola, privándome así de mi mejor defensa contra las moscas y los tábanos que me atormentan.
No des tirones de las riendas y en las rampas no me fustigues.
No me des patadas, no me golpees cuando yo no entiendo lo que quieres. Haz que yo pueda entenderte.
Si rehúso moverme, debes asegurarte de que el bocado o los arreos no estén mal colocados y de que no tenga algo en los pies que me provoque dolor.
Si me espanto no me pegues, piensa que puede deberse a las anteojeras, que me impiden ver bien, o a un defecto de mi vista.
No me obligues a arrastrar un peso excesivo para mis fuerzas, ni a caminar deprisa por las calles resbaladizas.
Cuando me caigo, ten paciencia y ayúdame, porque yo hago lo que puedo para mantenerme en pie; si tropiezo, considera que ello no es culpa mía y no añadas a la impresión del peligro corrido el dolor de tus latigazos, que aumentan mi miedo y me ponen nervioso.
Trata de protegerme del sol. Y cuando hace frío ponme una manta encima, no cuando trabajo, sino cuando estoy quieto.
Por último mi buen amo, cuando la vejez me haga inútil, no me condenes a morir de fatiga y de dolor bajo el azote de un hombre despiadado, quítame tú mismo la vida sin hacerme sufrir y tendrás mi agradecimiento”.

7 comentarios:

  1. Muy interesante amiga. Por aquí ando saludando a las amistades tras mi regreso. Me encantan los caballos, vivimos cerca de una yegüada y pasamos muchas veces a verlos. Es un auténtico espectáculo.

    Un abrazo.

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  2. Hola Emilio, coincido contigo en que el caballo es un animal de gran belleza y buena memoria, he montado algunas veces y me he caído otras tantas... no te cuento más.
    Me alegro de tu regreso y de tu recuperación, de nuevo nos vuelve el frío así que hay que abrigarse. un abrazo.

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  3. Tengo la suerte de visitar una yeguada que hay en nuestra localidad, es hermoso ver a los caballos cabalgando libremente, saltando unos sobre otros. Ya que los utilicen para espectáculos no me agrada tanto. No me gusta el uso de animales.
    Perdona mi ausencia.
    Un beso, bonita.

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  4. Emibel, no hay nada que perdonar, cuando no me visitas es porque tienes infinidad de cosas que atender.
    Conozco tu amor por los animales y tu oposición a su sufrimiento.
    Del caballo sacamos una provechosa enseñanza, como en la vida misma hay que tomar las riendas sabiendo que nunca tenemos el control absoluto de nada.
    feliz descanso.

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  5. Espectacular momento buena y curiosas imágenes y linda explicación.

    Gracias por visitar Creatividad e imaginación fotos de José Ramón y por tus comentarios.

    Un Cordial Saludos

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  6. Es hermosa la estampa de un caballo. Animal noble y elegante.
    Feliz fin de semana.
    Un beso.

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  7. José Ramón, a decir verdad, mis fotos normalitas pero se agradece viniendo de un profesional. Te visitaré siempre que pueda porque tengo tantas cosas entre manos que no sé cómo lo hago.
    Que disfrutes del fin de semana, seguro que por tu tierra con un tiempo excelente; por aquí amenaza lluvia. un abrazo.

    Disancor, llevas razón de que es hermoso el caballo cuando está bien cuidado, no así en otros tiempos cuando el animal se utilizaba para tareas penosas como en las minas.
    A veces los animales nos dan lecciones de amor.
    Que lo pases muy bien y que descanses. Un beso amigo.

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